Sin ese suspiro,
camina solo.
Y ahí va de nuevo.
Sufriendo el ardor
de un vientre desgarrado que se arrastra sobre arena caliente.
Va buscando...
La cura a todos esos años consecutivos de aburrimiento crónico...
Un poco de oxígeno que quemar para proporcionarle energía a sus órganos.
Sigue viviendo.
Ya no está cómodo en su incomodidad,
el dolor ya no es la materia prima de sus brillantes ideas.
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