VIII (recordé cuando el miedo a lo infinito me dejaba sin aire)

Tendría que derribar tantas puertas para llegar a lo que me gusta
Ahora nada es lo que me gusta, ahora no quiero derribar puertas
Ahora me censuro por tu culpa, porque no soporto tus ganas de verme llorar,
sé cuanto te encanta ver ese espectáculo.
Cuan consternada podría estar mañana si tan sólo sueño lo mismo de nuevo,
si veo como mis brazos se apartan de mi cuerpo aproximándose al piso y mis piernas se agrietan si perciben que intento avanzar.
He notado que la tarea de auto-boicotearse es muy delicada, es un trabajo fino y debe hacerse con extrema cautela de modo tal que no quede vestigio alguno de culpabilidad hacia quien perpetua el constante sentimiento de frustración. ¡Cómo no querer darse cuenta a tiempo de que quien arruina los intentos es uno mismo! ¡qué estupidez rodearse de altas paredes resbalosas y buscar un culpable, alguien quien haya querido encerrarme!
Sé que esto significará que no soy lo que creo ser... y que hoy ganaste.

No hay comentarios: